Los lípidos del aceite de oliva, introducción
Actualmente es plenamente conocido por la comunidad científica de Nutricionistas y Dietistas, que el aceite de oliva virgen, es rico en ácido oleico principalmente, pero también en ácidos grasos poli insaturados y esenciales que tan importantes y beneficiosos son para la salud.
Estas substancias forman parte del grupo de los lípidos que muchas veces son estigmatizados como grupo general por los consumidores debido a la idea preconcebida de que “los lípidos contienen muchas Calorías y que por tanto no son demasiado saludables”. Los lípidos del aceite de oliva no pueden ser tratados de la misma forma veamos el porqué.
No todos lípidos pueden ser culpados
Durante años han sido motivo de controversia y los primeros culpables de la obesidad y las enfermedades cardiovasculares pero recientes estudios demuestran los papeles positivos de los lípidos y descubren que no pueden ser culpabilizados de manera general ya que la acción que tengan en nuestro organismo dependerá de de la calidad de los lípidos ingeridos también de los alimentos que los acompañan. Es decir, existen diferentes tipos de lípidos con propiedades diversas, entre los cuales se encuentran los que contienen alimentos como el AOVE (aceite de oliva virgen extra) o el pescado que son saludables para nuestra salud así como necesarios y otros como los trans que son nocivos para nuestro organismo.
Es bien sabido que las grasas trans son perjudiciales para la salud y de hecho la Administración de alimentos y medicamentos de Estados Unidos (FDA) haya comunicado a la industria alimentaria de su país que debe retirar dichas sustancias de sus productos. En España desgraciadamente aún se pueden encontrar en algunos alimentos pese a que podrían ser retirados de la industria sin demasiadas complicaciones (eso sí con un gasto para las empresas aunque sea mínimo que hace que muchas de ellas sigan operando con ácidos trans) ya que este tipo de grasas pese a mejorar las características organolépticas y la durabilidad de los alimentos, pueden ser substituidas por otros productos no nocivos que otorgan a los alimentos las mismas propiedades. Algunos de los alimentos que podemos encontrar en España con grasas trans son: Comida rápida, precocinada o fast food, fritos, galletas, pasteles o helados, palomitas de maíz para el microondas, patatas fritas de bolsa, pizza congelada o postres.
Pero esto no quiere decir que todos los lípidos no sean saludables sino que hay que evitar consumir los alimentos que contienen grasas trans y potenciar la introducción en nuestra dieta de aquellas grasas que son saludables para nuestro organismo, que como se ha comentado, existen.
En el ojo del huracán se encuentran actualmente, a parte de las grasas parcialmente hidrogenadas (que son las grasas trans más perjudiciales), los azúcares simples que cada vez más se va introduciendo en las dietas de la población con datos en los años sesenta de 40kg consumidos de azúcar por persona y año. Algunos de los alimentos más consumidos entre los que encontramos estos azucares simples son bebidas azucaradas (tan ampliamente introducidas en el día a día de la población), bollería, mermeladas, platos preparados, helados, etc. que como comentamos han desplazado a los lípidos de esta posición de “enemigo principal contra la salud pública” ya que se empiezan a establecer relaciones entre los azúcares sencillos y enfermedades que anteriormente se atribuían únicamente a la ingesta de lípidos.
En el caso de los lípidos del aceite de oliva y sobre la calidad de estos, se debe tener presente que forma parte del grupo de los lípidos simples, según una reciente clasificación. Esta agrupación contiene los lípidos más importantes y abundantes en nuestra alimentación, por tanto el aceite de oliva virgen extra AOVE que tenemos en nuestra despensa forma parte del grupo de los lípidos del aceite de oliva, los más preciados en nuestra dieta.
Funciones de los lípidos
Además, las funciones de los lípidos en nuestro organismo, también ampliamente conocidas hoy en día, son numerosas y muy importantes, con lo cual los lípidos sí son necesarios ( teniendo en cuenta siempre, que se recomienda ingerir aquellos que son beneficiosos para nuestra salud). Algunas de las funciones más importantes son:
– La función energética. Los lípidos son la fuente de energía más rica de la dieta ya que aporta 9kcal/g, más del doble de la que aporta 1g de proteína o de hidratos de carbono.
– La función estructural a su vez abarca diferentes funciones. Actúan realizando una barrera mecánica a ciertos organismos, aislando térmicamente nuestro cuerpo para evitar la pérdida excesiva de calor ( papel importante en los mecanismos de termorregulación) y recubriendo nuestras membranas biológicas dónde el tipo de lípidos que las recubren afectan a los procesos de recepción de señales, de movimientos de sustancias a través de ellas y de señalización celular. Con lo cual, será de vital importancia, que los lípidos que compongan nuestras membranas celulares, sean los adecuados para esta función.
– Función reguladora tanto en la señalización intracelular e intercelular formando parte de numerosas cascadas de señalización intercelular como en la expresión génica, descubrimiento cada vez más aceptado en los últimos años que indica la participación ende distintas moléculas lipídicas en la expresión de distintos genes, lo que determina el fenotipo celular.
– Palatabilidad, la grasa presente en nuestra dieta es el componente que más participa en la determinación de la palatabilidad de un alimento. Dietas bajas en grasa son difíciles de seguir ya que son poco palatables y rápidamente se dejan con lo cual la adherencia (capacidad de una persona para incorporar cambios en su alimentación de manera mantenida en el tiempo) a este tipo de pautas dietéticas es muy baja. Además interviene en los mecanismos que regulan la ingesta de alimentos y la saciedad. Por tanto se manifiesta nuevamente que cada vez hay más evidencias de la importancia de introducir lípidos de buena calidad en nuestra dieta.
Conclusión
Como conclusión, en el marco de una alimentación equilibrada podemos incorporar en nuestra dieta diferentes tipos de grasa saludable que provengan por ejemplo de frutos secos, pescados como la sardina, el salmón, la caballa, el aceite de oliva virgen extra AOVE. Y lo podemos hacer de la mejor manera, con la seguridad de que estaremos contribuyendo a corto y a largo plazo a la preservación y mejora de nuestra salud.
Patricia Garrido, Nutricionista-Dietista
twitter: @NutriciaGarrido
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