Esta receta es fácil y le da un toque original a una carne muy versátil, basta con un poco de imaginación.
La receta
- Ocho pechugas de pollo medianas
- Tres dientes de ajo
- Un manojo de perejil
- Una pizca de pimentón
- Cuatro cucharadas soperas de aceite con romero.
- Sal y pimenta al gusto
Preparación
Trocea el ajo con el perejil y resérvalos en un vaso.
Añade al ajo y perejil una pizca de pimentón y las 4 cucharadas soperas de aceite con romero baldona (condimento que le aportará mucho aroma al plato)
Pinta las pechugas de pollo crudas con la mezcla anterior y déjalas reposar en la nevera durante una hora o hora y media aproximadamente. Puedes salpimentarlas si te apetece pero procura no hacerlo en exceso para evitar cubrir la resta de sabores.
Calienta la plancha o una sartén antiadherente, añade unas gotas de aceite de romero y cocina las pechugas de pollo sellándolas vuelta y vuelta procurando que la cocción sea adecuada. Recuerda que la carne de pollo se debe consumir sin partes crudas o poco hechas.
Posteriormente baja el fuego al mínimo y tápalas durante unos 10 minutos controlando que no queden demasiado secas.
Recupera el jugo que haya dejado el pollo y que se habrá disuelto con la mezcla especiada inicial.
Una opción para servirlas es utilizar una cazoleta de barro para cada comensal y añadir en ella dos pechugas de pollo. Vierte por encima el jugo recuperado en el paso anterior y un poco de perejil fresco untado en el aceite de romero en cada una de ellas.
Recomendaciones:
La intensidad del sabor de la carne dependerá del tiempo que esté macerándose en la nevera con la mezcla realizada. Puedes probar con diferentes especias e incluso añadirle jugo de limón que le aportará un toque más afrutado y más ternura a la carne.
Es importante no romper la cadena de frío por tanto, procura aliñar la carne cruda lo más rápido posible y volverla a guardar en el frigorífico hasta que la vayas a cocinar. Si después de cocinar la carne te sobra alguna porción, guárdala en la nevera para comerla el mismo día o como mucho el día siguiente y antes de ponerla en la mesa, recaliéntala hasta el punto que para comértela tengas que esperar unos minutos para que la puedas comer sin quemarte.
Recuerda que una óptima manipulación de los alimentos a ingerir nos asegura tener Seguridad Alimentaria en nuestra dieta y prevenir toxiinfecciones alimentarias que pueden manifestarse con síntomas desde leves a severos en función del tipo de toxiinfección. De hecho la Seguridad Alimentaria existe cuando todas las personas tienen acceso en todo momento a alimentos suficientes, seguros y nutritivos para cubrir sus necesidades alimentarias.
En resumen, seguir las normas de higiene en la cocina durante la preparación, cocción y almacenamiento de productos alimentarios, es de vital importancia para conseguir una correcta higiene alimentaria.
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