¿Aceite de oliva en ayunas cómo primera opción del día?
El aceite de oliva en ayunas te va dar mucha energia de buena mañana, te lo vamos a explicar: Hay quien se levanta por la mañana sin apetito y no prueba bocado hasta que no pasan al menos dos horas, o quien apenas apoya un pie en el suelo siente un hambre voraz y se sienta a engullir una cantidad considerable de comida, dulce o salada, o de las dos. Quizá eres de los que todavía con los ojos durmiendo se prepara un café para poder despertarlos, o de los que arranca el día a mordiscos de manzana o con un zumo de pomelo recién exprimido. Tengo una amiga que lo primero que se lleva a la boca es una cucharada de aceite de oliva en ayunas, virgen extra, si si, en ayunas. La primera vez que lo oí, al pensar en ello me imaginé a mí misma dando arcadas de buena mañana.
¿Una cucharada de aceite de oliva en ayunas crudo?
¿Sin pan? ¿Sin tomate? ¿No te dan ganas de vomitar? ¿No te raspa la garganta? Me dice: no.
¿Pero por qué? ¿Para qué? Porque el aceite de oliva en ayunas crudo es muy bueno. Bueno, pues vamos a ver qué tiene de bueno…
Por todos es bien sabido que el aceite de oliva virgen extra es la madre de la dieta mediterránea. Nuestro tesoro, la joya de la corona ambicionada por tantos países que no lo pueden encontrar en sus supermercados, y si está disponible lo es a un precio muy elevado. Para nosotros es un alimento tan elemental como la sal, lo consumes sin tenerlo demasiado en cuenta pero cuando se acaba te sientes perdido y amarrado en tu propia cocina. Recordemos rápidamente sus propiedades:
Aporta energía por ser una grasa cien por cien vegetal, hidrata, es un antiinflamatorio natural, ayuda en la absorción de calcio y minerales y es antioxidante por su contenido en vitamina E, es un agente antienvejecimiento gracias a su ácido oleico, mantiene la estructura de las células con sus polifenoles, ayuda a controlar el colesterol eliminando las grasas malas y es hipotensor, el cardioprotector por excelencia.
Total, que decidí probar el aceite de oliva en ayunas la mañana siguiente. Con un aceite de oliva virgen extra, un aceite de oliva del bueno. Llené la cuchara con la intención de tragármelo rápido y con un vaso de agua preparado para disolver rápidamente cualquier espasmo de devolución que me pudiera dar el cuerpo, y cuál es mi sorpresa cuando al entrar la cucharada de aceite de oliva mis papilas notan el sabor de aceituna verde, con textura suave, y siento como si me engrasaran los engranajes de la garganta y la maquinaria estomacal. Ahí recordé una vez una frase que leí, aceite de oliva virgen extra, 100% zumo de aceituna. Zumo de aceituna, no zumo de naranja o de pomelo, zumo de aceituna.
Olivas prensadas que sacan su jugo y van a la botella. Obviamente su densidad no es apropiada para beberlo como si de naranja se tratara, pero una cucharada, una cantidad justa para beneficiarte, apreciar su sabor, que realmente es bueno, y que no llegue a dejarte la sensación de empalagamiento. Moderación ante todo, como en todo.
Y entonces recordé las veces que mi madre llenaba una jeringuilla de aceite de oliva crudo y se las daba a los perros cuando no se encontraban bien, al poco tiempo ya estaban coleteando y tan campantes. Mano de santo.
¿Y por qué, aceite de oliva en ayunas?
El desayuno es la primera comida que ingieres después del ayuno (y la más importante, habrás oído decir repetidamente), es decir, el primer alimento que le echas al cuerpo después de varias horas sin comer, que son precisamente las horas que has estado durmiendo y que tu cuerpo mientras tanto ha estado trabajando asimilando la comida del día anterior. Habrás oído hablar de los beneficios de comer fruta en ayunas. ¿Por qué fruta? Porque la fruta se digiere sola, no necesita el esfuerzo de digestión del estómago, pasa directa al intestino delgado que rápidamente absorbe sus nutrientes y los reparte. Lo mismo pasa con el aceite de oliva, por lo tanto, si coges la costumbre primero de consumir tu cucharada de aceite de oliva virgen extra cada mañana, en ayunas, le vas a dar un regalo de postín a tu corazón, a tus músculos y a tus articulaciones.
Es válido tomar el aceite de oliva acompañado de pan, el inconveniente es que el pan ya precisa de una digestión por parte del estómago, y de lo que se trata es de que el aceite de oliva pase al estómago con ausencia de otros alimentos que hagan esforzarse al cuerpo para digerirlo, para que el metabolismo absorba limpiamente los nutrientes que aporta el aceite de oliva virgen extra en la primera comida del día, la más importante.
Pruébalo, escucha a tu cuerpo, hay quien lo hace para reducir su estreñimiento, te puede ser útil también para esto, lo que sí te aseguro vas a obtener beneficios silenciosos, de los que tu cuerpo acoge y agradece sin que te des cuenta, y al tiempo piensas, me encuentro bien, ¿será por el aceite de oliva en ayunas crudo que me tomo todas las mañanas?
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